Palabra al viento
Hay que darle gracias a la tecnología por hacernos posible algo que hasta hace poco no era más que una ilusión compartida por los muchísimos que vivimos aquejados del síndrome crónico de querer escribir para el pú blico. Esta invención del blog ha venido a darnos una oportunidad, demasiado tentadora, de dar a conocer, sin grandes gastos de publicación ni sin tener que vérselas con editores y distribuidores cuanto se nos pasa por la cabeza escribir; como esta nota, por ejemplo, que en otras circusntancias no habría pasado de ser un comentario entre amigos o una callada conversación conmigo mismo.
Uno no puede saber si estas líneas llegará a leerlas alguien. Si alguien, en su curiosidad ociosa de navegante de la red se topa con ellas por casualidad, como por casualidad se topa uno a cada rato con informaciones que ni buscaba ni creía necesario conocer y que al tenerla se recibe con agrado. No es muy diferente con la publicaciones tradicionales. Son infinidad los textos que uno se pregunta quien ha leído, innumerable los libros, revistas, panfletos que sus autores no pueden saber a dónde han ido a parar, en qué manos han caíso, quien los ha visto y los ha leído con reconocimiento de lo que esas palabras impresas le han añadido a su mundo personal y privado.
Se escribe al aire, al viento que va y viene en todas direcciones.