El artificio de la escritura / The artifice of writing


domingo, 15 de agosto de 2010

Una humilde artesanía.

Compiten, en quienes llegamos al mundo de la cibernética ya entrados en edad, el escribir a mano y el hacerlo directamente al computador. Lo lógico y lo práctico sería dejar la pluma por el computador, si sólo por evitarse el trabajo y ahorrar el tiempo de la transcripción. Pero hay poco de lógica y menos de práctico en esto de escribir. Por eso el conflicto y la tendencia a optar siempre por la pluma y su lentitud en vez de aprovechar la rapidez y funcionalidad del aparato extraordinario que facilita tanto las cosas al tiempo de revisar y reescribir. La escritura se da en otro plano que el de lo práctico y lo expedito. Es un hábito mental que afecta a todo el cuerpo; se diría un ritual o un ejercicio metódico que no puede alterarse. La posición de la mano que sostiene la pluma, los movimientos de ésta al ir formando las palabras sobre el papel, el mismo ir apareciendo en éste la caligrafía de una voz que la dicta calladamante, el sonido de la plumilla, la textura del papel en blanco, la belleza de la libreta, son todos elementos imprescindibles de la escritura, formas del hábito, materia del oficio. Escribir es un oficio manual, una humilde artesanía.


miércoles, 11 de agosto de 2010

Libro de Horas

Mi Libro de Horas se abre por la mañana con el ritual canino. El perro pide cariño y atención: viene a mi cama a que lo acaricie y se apresta luego a salir. No son las 7:00 de la mañana todavía. Me levanto y salimos a pasear. Estamos un rato afuera, él husmeando en busca de algo que roer y de noticias del barrio; yo, tratando de hacer del momento una experiencia grata. No tiene por qué serlo. La mañana está cálida y húmeda, pero luminosa y quieta. Al poco, volvemos a la rutina del interior climatizado. El Libro de Horas se deja a un lado hasta más tarde.