La felicidad, bien inalcanzable
Quiere el ser humano ser feliz. Ya lo decían los filósofos inauguradores del pensar sin vendas en los ojos. Sin embargo, y según parece a juzgar por la historia humana, la felicidad no es un bien de fácil adquisición. Se nos escapa, esquiva y huidiza como es.
Aun así, tal vez haya entre nosotros quienes gocen de ella y se declaren o crean felices.
No es algo que pueda comprobarse objetivamente.
La felicidad, sea ésta lo que sea, no puede ser sino algo muy personal y el que uno no sepa o no pueda dar con ella no significa que otros no la consigan. Son muchas y variadas las formas de obtenerla y no hay método ni sistema que pueda asegurarle a nadie-como algunos sacerdotes del engaño lo hacen--que es feliz y que los otros a su alrededor también lo sean.
Lo más probable es todo lo contrario: que hay quienes aplican y fomentan métodos y sistemas de hacer de la felicidad un bien inalcanzable y cada vez más ansiosamente deseado por imposible.