Las voces de Babel
Hablamos.
No cesamos de hablar.
Desde
los tiempos de Babel, la torre ingente e inconclusa— obra humana, al fin, ilusa—la humanidad
se expresa incesantemente en un millar de lenguas—galimatías de la diversidad
aparente—que no se entienden entre sí, ni pueden ni quieren hacerlo.
El
vocerío es delirante.
Esta
nota, este blog, este sistema de pretendida comunicación son parte mínima—minímísima,
por cierto—de la universal insania.