El artificio de la escritura / The artifice of writing


sábado, 26 de octubre de 2013

Imposibilidad del silencio










El barullo de voces, la zalagarda de consignas, el guirigay de las escuelas, los púlpitos y balcones ceremoniales, las tarimas de guiñol, los altares, el bisbiseo de las antesalas y los cementerios, el estruendo de los himnos cantados a voz en cuello--tímpanos y timbales--, el vozarrón de la sargentería, los susurros de la hipocresía no dejan lugar a las volátiles moléculas del silencio.


















Pero no es la gran ciudad el único lugar del ruido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

He estado en ciudades donde por pobladas que sean, el silencio de la soledad es mucho más audible que los sonidos urbanos, pese a la algarabía circundante.

Durante esos momentos, todo eso parece ser la peor manifestación de las imágenes preconcebidas que tenemos de alguna metrópolis, ya por fotos, ya por otros medios. No obstante, cuando nos encontramos de regreso en nuestro nido, lo único que queda de la experiencia es precisamente el barullo de voces, uno que otro recuerdo de algún aroma y las efímeras imágenes en nuestra mente.

Cualquier metrópolis es una vorágine que atrae todo a su paso, inclusive el sonido. Tus adjetivos calificativos describen con precisión matemática el alboroto de cualquier instante capitalino.

Debemos tener eso en cuenta cada vez que nos encontramos de paso por una.

André