Del tiempo
Marca el reloj en su pulsar nervioso los pasos del transcurso sucesivo de un momento a otro.
Pulso visual que ilumina el ritmo aprendido de la vena más íntima--la materna--que sigue palpitando en uno aun después de haberse desprendido de ella en el obligado y trabajoso traspaso al pulso personal, al propio tiempo asumido, desde el cálido fondo palpitante en sombras a la sorpresa de la luz y el aire del ptimer segundo, el del vagido.
Se sabe del tiempo y sus etapas desde ese primer suceso. Pero no se le percibe su amenaza hasta las primeras urgencias del hambre recurrente, ese deseo intermitente y cotidiano que persiste desde el inicio hasta el desmayo inapetente que ha de llevar de vuelta a lo intemporal de la nada.
Entre uno y otro extremo es continuo el parpadear de los segundos sorprendidos, el traquetear de las horas, los trabajos y los días: el paso---paso a paso---de una vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario