Una teoría del sentidio del humor
Mira uno alrededor y ve lo que la mente quiere ver, o lo que necesita y le conviene ver.
No hay tal cosa, para el individuo en su presente, como el mundo objetivo: vivimos cada cual en la subjetividad de la conciencia.
Y en esa subjetividad tenemos nuestro carácter propio, que no hay forma---racional o inspirada---de transformarlo. Ni el mismo individuo, quien tiene que aceptarlo como suyo e inmutable, quien está condenado a habérselas con sus peculiaridades, puede cambiarlo.
Y así, parecería ser cierta la antigua teoría médica de los humores, ésa que perdura en nuestra lengua diaria al hablar del buen o mal humor de una persona según cuál sea el que en ella predomine.
El sentido del humor, que en muchos falla, no sería más que la envidiable capacidad de algunos para no tomarse en serio ninguno de los humores que nos definen.
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