El artificio de la escritura / The artifice of writing


viernes, 27 de junio de 2025

Viajero de barrio: las casas



Hay en este barrio mío casas y jardines de todo tipo, hermosas algunas, bonitas otras, otras no tan bonitas e incluso unas cuantas feas y deplorables. Hay también algunos lotes vacíos. Es éste un barrio ecléctico, variado. De todo tiene un poco.

Las casas, todas próximas a cumplir cien años de construidas o ya centenarias, documentan una historia local de ilusiones y desengaños. Un siglo de altibajos económicos y transformaciones sociales.

De las viejas casonas que construyó el dinero de una prosperidad de antaño hay algunas que todavía se ven prósperas y bien cuidadas, pero son más las que han envejecido hasta el deterioro, con una que otra recuperada de la ruina por la transformación en escuela privada, oficinas profesionales, cafés o múltiples apartamentos. Las que, por una u otra razón, no han tenido la suerte de transmutarse y rejuvenecer, se han ido desvencijando en el abandono, habitadas tal vez de ratas, murciélagos y fantasmas amargados que las maltratan. Son éstas las que el caminante sentimental contempla al pasar e imagina los días en que fueron orgullosas construcciones nuevas que no podían saber del destino infame del fracaso que las llevaría a quedar vacías, condenadas al derrumbe de los años.

Desvencijadas se ven también muchas casas de más humilde origen que, aunque habitadas desde el primer día de su construcción, no han tenido la suerte de una mantención permanente y se han ido deteriorando casi al extremo de la demolición en ese lento y deplorable proceso diario de la decrepitud que lleva al caos. Evocan en el que pasea, estos casi escombros del pasado, el bienestar precario de quienes, con la erosión del mismo al cabo de los años, han acabado sobreviviendo, como sus casas, a duras penas y cada día más destartalados.


Están, por suerte para el caminante que las mira, las casas que el tiempo no ha podido dañar, impedido por los cuidados y afanes de quienes viven y han vivido en ellas. Son las casas que da gusto ver y contrastan con su buen aspecto con las otras, las deprimentes, las condenadas a un destino demoledor.

En su variedad el barrio centenario expresa la variedad del mundo humanizado: la esencial diferencia entre quienes saben y pueden sobrevivir las inclemencias de un sistema ciego y quienes--esa mayoría ingenua e impotente frente a la realidad social y sus promisorias falsedades--se conforman lo mejor que pueden a los persistentes diarios estragos del tiempo.




 

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